miércoles, 3 de noviembre de 2010

Peredators



Aunque la cosa no pintaba bien, me armé de valor y atraído poderosamente por la singular elección del protagonista, tuve la oportunidad de visionar los primeros 32 minutos de este film antes que mis importantes obligaciones interrumpieran lo que hasta ese momento parecía una peli guapa. Una semana más tarde, solucionados ya los importantes problemas interruptores, que más especificamente consistieron en la imposición de ver cómo el todavía esposo de Belén Esteban ofrecía su primera entrevista en profundidad, reanudé el visionado de la peli desde el principio, percatándome con estupor que, a partir del preciso instante en el que la había dejado, este film se contagia del pernicioso efecto "Vanilla Sky", esto es, hacer una versión de una peli que mola pero convirtiéndola en una grandísima ful.

Argumento

El pianista Manolete se despierta y comprueba sobresaltado que está en plena caída libre, por suerte el paracaídas se abre poco antes de llegar al suelo y mientras está mirando el paisaje, se encuentra con Machete al que le ha pasado lo mismo, y así con unos cuantos personajes más armados hasta los dientes. El pianista, a partir de la escasa información disponible, termina deduciendo que la explicación más lógica a esa extraña situación es que han sido abducidos por una especie extraterrestre aficionada a la caza de humanos belicosos, y comunica al resto del grupo su firme intención de exterminarlos a todos para escapar de ese planeta inhóspito a bordo de una nave cuya existencia, localización y tecnología aún están por determinar.

Análisis y conclusión asnal

Si algo bueno tuvo el siglo pasado es nos dio la oportunidad de verificar la existencia del auténtico superhombre hario, la imagen de Arnoldo Suarzenetxe cubierto de barro y portando una lanza permanece retinalmente impresa en todo buen aficionado al cine de tiros y hostias. Imposible olvidar a Arnoldo subido a un árbol y efectuando el retador grito provoca-depredadores, o el descubrimiento de la fabulosa ametralladora giratoria defoliante, o el indio tocando su amuleto y esperando al bicho pedazo cuchillo en mano. Unos tíos en una jungla muy densa que están siendo eliminados uno a uno por un elemento extraño e invisible, la sinopsis argumental áurea y definitiva. La impresión que causó en mi esta peli cuando tuve la oportunidad de verla por primera vez fue de absoluto shock, y de inmediato lo convertí en algo personal. El puto bicho y su puto camuflaje... algo con lo que hasta entonces yo no había contado. Quedaba claro que para enfrentarse con éxito a tamaña prueba era necesario un espíritu inquebrantable y un entrenamiento digno de ese enemigo con el que tarde o temprano me iba a ver enfrentado sin duda.

Durante meses, intensifiqué mi preparación con vistas a ese inevitable enfrentamiento, hice flexiones a saco, y mogollón de abdominales también, los fines de semana me iba al boscoso monte, me cubría de barro para bloquear la abundante radiación infrarroja que mi serrano cuerpo emite y me quedaba muy quieto con mi garrote, perfectamente camuflado entre el verde follaje en espera de aquel enemigo tan esquivo. A veces me agobiaba y directamente intentaba provocarle, "eeh, estoy aquí" le gritaba subido a un pino, o "ven majo, ven aquí si tienes cojones", sin ningún éxito debo añadir, algún recolector de setas sí que se dio un buen susto pero nada más. Hasta que llegó un día, me acuerdo porque justo me estaba nutriendo con un bocadillo tortilla patatas que había hurtado a unos excursionistas, en que me dio por pensar que a lo mejor estaba exagerando, que la peli parecía muy real y tal pero que igual la bestia aquella no existía o que, por lo que fuera, pasaba de venir a por mi, total, que me vi a mi mismo como alguien un poco flipao para que me entendáis, entrenando y preparando mi mente para un enfrentamiento con algo que a lo mejor no era real. Sin embargo, recuerdo aquella temporada con gran cariño, es verdad que pensándolo friamente es correcto decir que yo estaba flipao por confundir realidad y fantasía, pero aquellas flexiones y abdominales, aquellos fines de semana medio en pelotas y cubierto de barro, memorizando la posición de cada hoja y brizna de hierba a fin de descubrir incoherencias visuales y poder así darle un hostión al peredador con mi garrote, me sirvieron para crear los sólidos cimientos que forman la amplia base que sustenta mi actual capacidad operativa, y que me permiten culminar con éxito misiones que ríete tú de los trabajos de Hércules, con esto no os digo nada y a la vez lo digo todo.

Y esto que he tenido a bien mencionar en esta breve introducción, es para que os deis cuen de la ilusión con la que me dispuse a visualizar este film. La peli empieza -no podía ser de otra manera- de forma muy trepidante, se nos van presentando los personajes a la vez que nos maravillamos ante la frondosa exuberancia del terreno selvático y la rica variedad del armamento que de manera tan familiar portan. La presencia de la ametralladora giratoria defoliante, nos indica que tarde o temprano veremos la esperada escena derrochadora de munición, yo incluso asentí con aprobación al observar que el poseedor de dicha ametralladora tenía cuello de toro, pero se trata de un spetsnaz sin puntería ninguna, desde los spaguetti western todos sabemos que nada hay más mortífero que una ametralladora giratoria, en manos de este ruso no, justo es pues que muera de la manera más dolorosa posible. Podría arremeter furioso contra la breve aparición de Morfeo, probablemente en el papel más ridículo de su carrera, pero no me quedaría espacio para comentar la escena de la lluvia de estacas afiladas. Resulta que un boina verde que había aterrizado poco antes, se percata del gran peligro y prepara una serie de trampas que consisten en un disparador rudimentario hecho con una liana para tropezarse que provoca que se accione un dispositivo, o serie de ellos, que hace que caiga muy verticalmente del cielo una tupida lluvia de estacas afiladas y se claven con gran fuerza en el suelo, cerca pero sin tocar al sujeto objeto de la trampa. En el Pentágono deben estar muy contentos, su arma más secreta revelada al gran público, el sueño de Van Helsing hecho realidad. Para terminar, como no, analizaré algún aspecto relacionado con el protagonista: el pianista y Manolete Adrian Brody, su interpretación es digna y mesurada, muy en el papel, su napia semítica y ketámica está desaprovechada por no haber ninguna escena en la que se mencione su capacidad olfateadora, pero se nota que ha hecho las preceptivas abdominales antes de encarnar a una especie de mercenario con un arma que, atención al dato, usa como cargador una lata de bonito del norte de kilo y medio.

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4 comentarios:

Blogger Folks ha dicho...

Sinceramente, leer esto con mi jefe enfrente ha sido un ejercicio de contención y mesura digno de la peli esa de pedido en las traslaciones.
Aún estoy apretando los dientes para no reirme.

4 de noviembre de 2010, 4:57  
Blogger engelson ha dicho...

me alegro de tus risas, algún día contaré lo que hice cuando vi Karate Kid, tengo una postura de la grulla perfecta

4 de noviembre de 2010, 13:17  
Blogger Joan ha dicho...

Suscribo las palabras de Folken aunque sin jefe y sin contención. Jrande la lata de atún.

Sólo me queda una pequeña duda: "los fines de semana me iba al boscoso monte, [...] y me quedaba muy quieto con mi garrote". Ehem...

5 de noviembre de 2010, 8:45  
Blogger engelson ha dicho...

bonito, es bonito del norte, y en escabeche para más señas, no salía de mi asombro cada vez que aparecía ese arma

un garrote es una cachiporra, no confundir con un palote, si Arnoldo usaba una lanza, yo usaba un garrote, ya digo que estaba fascinado con el tema

5 de noviembre de 2010, 9:50  

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